Las últimas semanas han saltado al primer plano de la actualidad los “test rápidos de antígenos”, que detectan a las personas infectadas por Covid-19, y acortan de forma muy evidente el tiempo de espera de los resultados.
Pero, ¿qué diferencia hay entre ellos y los test rápidos de anticuerpos, y con la prueba diagnóstica de referencia, PCR?
Hasta el momento, un “test rápido” se identificaba con el test de anticuerpos, una prueba que busca las defensas que nuestro cuerpo ha producido frente al virus, y que se hace mediante la extracción de una gota de sangre del paciente. Esta prueba nos dice si hemos estado expuestos o no al virus, gracias a la identificación de anticuerpos IgM (marcadores de infección reciente) e IgM (marcadores tardíos), pero no nos indica si el paciente está infectado en el momento presente.
Tener anticuerpos no implica siempre infección: quizá se hay curado o ha podido estar en contacto con el virus sin desarrollar síntomas. Además, el organismo necesita varios días para producir anticuerpos detectables.
Hasta la llegada de los test de antígenos, era la forma “más rápida” de identificar a personas que han estado en contacto con el virus, y que una prueba de diagnóstico directo, la PCR, confirmara la posibilidad de infección.
La PCR es una técnica que presenta cierto grado de complejidad. Es un procedimiento que amplifica el material genético del virus (ARN y ADN) que permite detectarlo incluso en muestras escasas. Su ventaja es la fiabilidad, pero requiere de un laboratorio para el examen de las muestras, y aunque se puede tener el resultado en horas, no es inmediato, por lo que ralentiza el conocimiento de los mismos.
Los test rápidos de antígenos proporcionan una información similar a la de las PCR -que sigue siendo la prueba de referencia para un resultado definitivo-, con unas tasas de sensibilidad y especificidad prácticamente iguales, pero con varias ventajas añadidas: la toma de muestras es más fácil; no requiere material especializado, es más rápida y más económica, y por lo tanto, se puede hacer de forma masiva.
¿Por qué no se han utilizado los test de antígeno hasta ahora?
La PCR es un método de diagnóstico directo, por lo que se ha podido realizar desde el momento en que se secuenció el Covid-19.
Otra forma de confirmar la presencia del virus es detectar sus proteínas (antígenos). Para ello, según explica Ignacio López-Goñi 1, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, “sobre un soporte se fijan anticuerpos específicos que reaccionarán contra alguna proteína del virus. (…) Si en la muestra hay partículas virales, estas quedarán fijadas al anticuerpo. Es como si el virus hubiera sido capturado por el anticuerpo. A continuación, se añade un segundo anticuerpo contra el virus de manera que se forme un emparedado: anticuerpo-virus-anticuerpo. Este segundo anticuerpo estará marcado o señalado de alguna manera para poner de manifiesto la reacción. Si la reacción es positiva, demuestra que había proteínas del virus y que la persona estaba infectada”
Este tipo de test ha tardado en llegar porque “se requiere del empleo de anticuerpos de captura específicos frente a este virus concreto”, lo que no ha sido posible hasta tener un importante número de pacientes infectados. De ahí que los primeros test que salieron al mercado tuvieran una precisión muy inferior a la de las PCR.
Los test de antígenos actuales, como los test rápidos de que dispone IES-MEDICAL, arrojan ya unos resultados muy similares a la PCR, como indicábamos. Pero además gracias a estas pruebas rápidas se puede mejorar el cribado en la población. Servirán para descartar o confirmar posibles brotes en colegios, centros de trabajo, etc, para redirigir hacia las PCR los casos que por estar en zonas de prevalencia, contacto con infectados, presentar sintomatología, etc, requieran de confirmación mediante esta prueba molecular.
En cualquier caso, los test rápidos no son pruebas de “autodiagnóstico”, por lo que siempre tienen que estar prescritas e interpretadas por un facultativo, que será quien determine las medidas a tomar.
¿Para qué sirven entonces los test de anticuerpos?
Según explican los expertos, la combinación de los test de antígenos y de anticuerpos, proporcionan una “fotografía” precisa del contacto que se ha tenido con el virus.
En ocasiones personas que nunca han presentado síntomas, dan resultados positivos en anticuerpos. Esto ayuda a determinar quién puede ser inmune, pero todavía no se sabe el grado de inmunidad o por cuánto tiempo se puede seguir siéndolo.
Un resultado positivo en la prueba de antígeno se considera muy exacto, y nos indica que la persona está infectada en el momento de la prueba.
La realización sistemática de test es fundamental para entender la evolución de la enfermedad y de la pandemia. Los test permitirán saber si los repuntes están afectando a personas que ya han pasado la enfermedad.
(1).Fuente: Diario Sanitario
Imagen: Micrografía electrónica de barrido coloreada de una célula apoptótica (rojo) muy infectada con partículas del virus SARS-COV-2 (amarillo). Imagen capturada en la Instalación de Investigación Integrada (IRF) del NIAID en Fort Detrick, Maryland. Crédito: NIAID