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El “Grupo de Trabajo Covid-19 y Residencias” recomienda hacer pruebas recurrentes a personal y residentes incluso tras la llegada de la vacuna
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Las pruebas diagnósticas siguen siendo esenciales, ante la incertidumbre de qué tipo de anticuerpos van a inducir las vacunas y la duración de la protección
En los once meses que el coronavirus lleva afectando a la población española, las residencias de mayores han sido uno de los ámbitos más damnificados. Y hasta que se alcance la inmunidad de “rebaño” gracias a la vacunación y los expertos puedan obtener datos sobre la evolución del virus, la detección precoz de la infección sigue siendo fundamental, para frenar los contagios y la transmisión comunitaria.
Actualmente, la vacuna abre una ventana de esperanza para la inmunización ante el SarsCov-2, si bien aún falta tiempo para que los expertos conozcan la tasa de efectividad y durabilidad de la inmunidad. Las residencias y centros para la tercera edad están siendo un entorno de especial riesgo, con una tasa de incidencia del virus muy elevada.
Pero, si bien la vacuna es la gran esperanza ante la pandemia, está la incertidumbre de qué tipo de anticuerpos van a inducir y la duración de la protección, y las posibles mutaciones del virus. Son muchos los expertos que han evaluado el porcentaje de personas vacunadas que sería necesario para alcanzar la inmunidad colectiva, o de “rebaño”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta cifra se sitúa en torno al 70%, si bien hay inmunólogos que sitúan este rango entre el 70-90%.
En este contexto la detección precoz de la Covid-19 sigue siendo fundamental, y la prueba de referencia para la detección del virus que provoca la infección por coronavirus es la PCR, una (siglas en inglés de “Reacción en Cadena de la Polimerasa”), una prueba de diagnóstico que permite detectar un fragmento del material genético de un patógeno o microorganismo.
Pero la PCR es una técnica que presenta cierto grado de complejidad. Es un procedimiento que amplifica el material genético del virus (ARN y ADN), que permite detectarlo incluso en muestras escasas. Su ventaja es la fiabilidad, pero requiere de un laboratorio para el examen de las muestras y, aunque se puede tener el resultado en horas, no es inmediato, por lo que ralentiza el conocimiento de los mismos, indican desde la compañía española IES Medical.
Con el paso de los meses, actualmente se dispone también de otros tipos de pruebas diagnósticas, como son los test rápidos de antígenos, que son capaces de confirmar la presencia del virus, mediante la detección de sus proteínas (antígenos). La ventaja de estos test, es que permiten descartar o confirmar posibles brotes y frenar así la expansión del virus.
Así, el Ministerio de Sanidad aprobaba el pasado mes de septiembre los test antigénicos como pruebas diagnósticas. Desde entonces, las distintas comunidades han ido introduciendo estas pruebas en los distintos ámbitos asistenciales, y usando de manera creciente en la gestión de la pandemia. Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, hasta el 10 de diciembre de 2020, se han llevado a cabo un total de 19.896.100 pruebas diagnósticas. De éstas, 17.326.342 son PCR y 2.569.758 son test de antígenos.
Uso continuado de los test de antígenos en el ámbito residencial
El informe del “Grupo de Trabajo Covid-19 y Residencias” presentado al Consejo Territorial de Servicios Sociales y del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia el pasado 2 de diciembre de 2020, especifica que “los test de antígenos en este sentido pueden ser de muchísima utilidad en los centros residenciales por tener grandes ventajas operativas: rapidez en obtención de resultados (15-30 minutos), menor coste y posibilidad de toma de muestra y obtención de resultado in situ sin remitir pruebas a laboratorio” Este grupo de trabajo se creó “considerando la relevancia y urgencia del impacto de la Covid-19 en los alojamientos colectivos de servicios sociales y más específicamente en aquellos en los que conviven personas mayores y personas con discapacidad”.
Entre las recomendaciones proporcionadas por este grupo está el “realizar «barridos» -personal y residentes- mediante test de antígenos con una periodicidad acorde con la incidencia de la Covid-19 en el entorno y en coordinación con las autoridades sanitarias” “Procede también -añade el informe- la realización de pruebas diagnósticas que permitan identificar la infección activa en nuevos residentes que ingresen en el centro o a residentes que retornen a la instalación especialmente si proceden de ingreso hospitalario por el riesgo de infección nosocomial”
Igualmente se recomienda la realización de cribados entre el personal asistencial: “la optimización del personal disponible requiere de sistemas ágiles de verificación de infección en los casos de incorporación o sospecha por contacto probable (Test rápidos de antígenos / pruebas PCR)”, e insiste que “se deben realizar pruebas periódicas (Test antígenos/PCR) al personal de atención”.
En esta misma línea se han posicionado otros organismos internacionales, como el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control) que en el documento “Rapid Risk Assessment: Increase in fatal cases of COVID-19 among long-term care facility residents in the EU/EEA and the UK” (Evaluación rápida de riesgos: aumento de los casos fatales de COVID-19 entre los residentes de larga duración de los centros de atención en la UE / EEE y el Reino Unido) recomienda su uso en los centros residenciales bien para nuevos ingresos, detección precoz o estrategias de revisión periódica de todo el personal y residentes.
Por todo ello, la conclusión del “Grupo de trabajo Covid-19 y Residencias” es clara: “considerando la actual situación de incidencia acumulada en la totalidad del contexto europeo y el impacto que ello tiene en las personas que ocupan los centros residenciales resulta crucial aprender de lo sucedido y articular mejoras en la respuesta. Independientemente de la esperanza que está depositada en las vacunas, las medidas adoptadas y el abordaje mejorado de la pandemia para estos centros deberán mantenerse en el largo plazo”
Actualmente los test rápidos de antígenos se presentan en formatos diferentes (con muestra nasofaríngea, salival, orofaríngea…). En este sentido, la compañía española IES Medical, una de las primeras empresas que comenzó a distribuirlos en España a través de su división especializada en pruebas diagnósticas IES Diagnostics, explica en su página web los distintos tipos de test y su modo de aplicación. Estos test están clasificados como «test in vitro», y no son de autodiagnóstico, por lo que deben ser siempre realizados por personal sanitario cualificado.
Fuente: Geriatricarea
Fotografía: Freepik